domingo, 25 de noviembre de 2018

John Carlin: "Lo que cuesta tener fe"

(...) Toda esa fe que yo y muchos más por todo el mundo invertimos en la revolución sandinista, en Ortega y en “el Frente”, ha resultado ser otro caso más de ingenuidad juvenil. Uno tanto desea creer a los profetas de la felicidad universal, pero tarde o temprano parece que siempre te decepcionan. El caso de Ortega llama la atención por las expectativas que despertó, y no sólo en la izquierda radical sino entre socialdemócratas suecos y burgueses bienpensantes varios. Pero la lista de revoluciones que acaban en la represión, en la pobreza y en el desencanto es larguísima. Los rusos, los chinos, los cubanos, los angoleños, los venezolanos, para empezar. También a su manera los sudafricanos y los argentinos han vivido el desenlace corrupto de lo que se suponía que iban a ser gobiernos electos cuya prioridad iba a ser enriquecer al mitificado “pueblo”, no robarle; no imitar e incluso superar el ejemplo de los banqueros de Goldman Sachs y demás “buitres” del gran capital que con tanto fervor y con tan espectacular hipocresía habían condenado.

Fuente:
https://www.lavanguardia.com/opinion/20181125/453134925252/lo-que-cuesta-tener-fe.html

Javier Marías: "Silbar y tararear"

(...) Durante esos cuatro meses en que no pude oírla, y precisamente por no poder, me venían unas ganas locas de oírlo todo, desde Bach, Beethoven y Schubert hasta Presley, Burnette y Checker. Desde Monteverdi y Bartók y Pergolesi hasta Waits y Lila Downs y Nina Simome y Knopfler y mi ídolo Dylan...

Fuente:
https://elpais.com/elpais/2018/11/19/eps/1542649830_085459.html

viernes, 28 de septiembre de 2018

Ígor Stravinski

( Stravinski comenta la necesidad de imponerse un determinado orden en la composición de la ópera-oratorio Edipo Rey)

(...) Es la necesidad de un orden sin el que nada es posible y con cuya desaparición todo se disgrega. Ahora bien, todo orden exige una restricción. Pero nos equivocaríamos si lo consideráramos un obstáculo a la libertad. Al contrario, el aspecto, la restricción, contribuyen precisamente a su expansión e impiden que la libertad se convierta directamente en licencia. De la misma manera, el artista creador, al tomar prestada una forma acabada y ya consagrada, no se siente limitado en el momento de manifestar su personalidad. Es más, ésta se libera todavía más y adquiere más relieve al moverse dentro de un marco convencional y determinado. Y así se explica por qué quise utilizar unas formas anodinas y anónimas de una época lejana y aplicarlas en gran medida a mi ópera-oratorio de Edipo Rey, cuyo espíritu austero y solemne se prestaba perfectamente a ello."

Fuente:
Crónicas de mi vida (pág. 148)
Ed. Alba Editorial, Barcelona, 2005